Doctor José Gregorio Hernández |
Se distinguió por su fe inquebrantable, su castidad perfecta, su humildad y sencillez profunda, su excelencia profesional, su tierna devoción a la Virgen, y su gran amor a Dios y al prójimo. Su afán de perfección lo llevó a la Cartuja; pero el Señor, que los destinaba a servir de ejemplo a los seglares, profesionales e intelectuales de su Patria, por medio de la enfermedad, le impidió coronar sus anhelos de vida monástica o sacerdotal.
Entra a formar parte de la Orden Franciscana Seglar en la fraternidad "La Merced" en Caracas, atendida por los hermanos capuchinos. El carisma y el espíritu de servicio de San Francisco de Asís, el amor a los pobres llama la atención del Doctor José Gregorio Hernández y desde la OFS comienza a llevar el Evangelio a todos los que le rodean.
El 29 de junio de 1919, mientras llevaba medicinas a un enfermo necesitado, un automóvil puso fin a su vida ejemplar. El pueblo caraqueño, al saber de su muerte, exclamó: “¡Ha muerto un santo!”. En verdad fue un apóstol de la caridad.
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